domingo, 28 de octubre de 2012

El bocadillo de la discordia

  Ha llovido mucho ya desde la última vez que me puse a aporrear el teclado para contaros alguna historia, pero la ocasión merece la pena.

Ha pasado bastante tiempo desde aquella noche de trabajo bajo las luces del barrio madrileño de malasaña. Tiempo en el que me han sucedido cosas buenas y cosas malas. No voy a entrar en lo malo, porqué no escribo para andar contando penas, pero si os voy a contar la última de mis aventuras.

 El día 24 de Septiembre de este mismo año me he embarcado en, de momento, la experiencia más importante de mi vida. Ese día, me subí al coche con Manu "El trota" Un ambientólogo, cantante de Rap y sevillano, pero de los güenos güenos...
Dos desconocidos, un labrador negro (Jerry) y 1100km  de carretera en un Seat Córdoba de principios de la década del 2000. La coctelera tiene todos los ingredientes para que la aventura empiece bien, y así fue.
Pero ¿que es lo primero que hacen dos desconocidos antes de embarcarse en una aventura de este calibre? Lo último que piensas antes de hacer tantos kilómetros en coche con un desconocido es que te vas a pasar 1h "jugando al tetris" jugando con todo el espacio que te deja un coche de esas características  restando el espacio del piloto, el copiloto y un perro de unos 30kg... Tampoco imaginé que mis primeras palabras con Manu (vamos a poner nombre al desconocido), más allá de las correspondientes presentaciones, fueran:" -déjame a mí que la meto mejor" o "-sí la damos la vuelta podemos meter las dos". Resumiendo, empezaba bien la cosa...

No voy a entrar en detalles minuto a minuto de lo que ocurrió durante el viaje, obviamente, al no conocernos  Manu y yo teníamos muchas preguntas el uno para el otro y mucho tiempo para responderlas. Aunque si me gustaría contaros alguna anécdota de este.
Como ya he dicho antes Manu canta rap, en mi opinión bastante bien, durante un momento del viaje decidimos poner su maqueta. Abrí la guantera y agarré el CD, lo introduje en la ranura y pulse el botón play. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al escuchar la intro de uno de los temas tuve que preguntar sí aquel que cantaba era él. Manu respondió que si, mirándome un poco sorprendido por mi reacción.
-¿Que pasa?- Preguntó
- Esta canción la he oído yo, en el coche de un compañero de clase, volviendo a casa- respondí
Su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa e ilusión, supongo que lógico, viendo que su trabajo está llegando más allá de lo que cabía esperar.

Pero la gran aportación del viaje fue la del bocadillo de albóndigas . ¿De verdad a la gente le parece tan raro un bocadillo de albóndigas? La historia fue la siguiente. Paramos a comer en una vía de servicio y obviamente no nos dejaron entrar al comedor con Jerry, así que Manu entro a ver que había  y me quede con el perro en la puerta. Después cambiamos las tornas, me dijo que quería un sándwich vegetal, asentí y entré a ver que tenían para comer. Cuándo vi las albóndigas  no dudé, sabía que esas albóndigas caseras, iban a terminar entre dos rebanadas de pan crujiente con su salsita formando así un bocado exquisito, digno de los más exigentes paladares.
- Hola, vamos a querer un sándwich vegetal y un bocadillo de albóndigas, por favor.- dije
- ¡¿Un bocadillo de que?!- contestó
La mujer rondaba la cuarentena y aparentaba haber trabajado en el establecimiento desde hace mucho tiempo, pero una cosa me dejó anonadado...
¿Cómo eres capaz de sorprenderte por un bocadillo de albóndigas y decirme lo siguiente?:
-Nunca me habían pedido un bocadillo de albóndigas, de lentejas si, pero ¿de albóndigas?, en la vida...
¡Y se quedó tan ancha!, Lentejas?? pero quien pide un bocadillo de lentejas, en serio  si has servido un bocadillo de lentejas no puedes sorprenderte y poner caras raras si te piden uno de albóndigas. Al final accedió a hacerme el bocadillo y salí fuera a contarle a mi compañero de viaje lo que había pasado dentro del bar. Pero la desolación se adentró en mí cuando me dijo que el tampoco había oído nunca lo del bocadillo de albóndigas. Pero todo se arreglo con una frase:
 -"Iyo", pídeme uno de esos que yo quiero probarlo- esta frase fue suficiente para darme cuenta de que Manu era de fiar.
Entré de nuevo al bar, abrí la puerta del local al más puro estilo western, los parroquianos miraban desafiantes, una melodía silbada sonaba en el ambiente. Avancé sin pensarlo dos veces, dos servilletas rodadoras se cruzaron en mi camino, pero daba igual, nada me iba a detener. Mi objetivo a unos 4 metros delante de mí secando un vaso me miraba con aires de superioridad detrás de esa barra metalizada.
-Hola otra vez, en vez de un sándwich vegetal, me pones otro bocadillo de albóndigas para mi compañero.- dije con gran seguridad. El vaso que sujetaba en su mano izquierda cayó al suelo y volvió a hacerse el silencio en el local.
-No moleste a la señorita- pronunció una voz misteriosa
Me dí media vuelta, armé mi revolver mientras aquel camionero se dirigía hacia mi sosteniendo en su mano derecha una botella rota por el culo. Después de varios minutos forcejeando por salvar mi vida y con ella mis ideales, conseguí disparar mi Peacemaker hiriendo de gravedad a aquel tosco camionero que quedó tendido en el suelo con la mirada clavada en mi rostro.
Colt45 conocido también como Pacemaker

Me dí la vuelta, no hizo falta pronunciar ninguna palabra. Temblorosa,la camarera tenía preparados nuestros bocadillos de albóndigas envueltos en papel de aluminio, los metió en una bolsa y me los dio.
Me acerqué a la mesa donde sentado, se encontraba aquel camionero, extendí mi brazo por detrás de su cabeza, alcancé el servilletero, agarré 6 servilletas que fueron directamente al bolsillo y salí por aquella chirriante puerta ante la atenta mirada de todos los asistentes a la escena.
- ¿Te han puesto algún problema por cancelar el sándwich vegetal?- preguntó Manu ajeno a esta historia
- ¿Problemas?, que cosas tienes...
Nos apartamos unos 100m hacia un descampado que había al lado, para comernos nuestros flamantes bocadillos mientras le tirábamos a Jerry la pelota. Volvimos al coche, salimos dirección Irún donde hicimos la siguiente parada, pero eso, ya es otra historia.

Vale. Lo confieso, tal vez haya exagerado un poco con lo del bocadillo de albóndigas, pero este es mi espacio y hago lo que quiero.

¿El fin del mundo? quizá se estaba ocupando de aquel camionero

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